Interactividad y Virtualidad

Podemos hablar de interactividad en relaciones de humanos con objetos. Por ejemplo, la relación de un niño con un juguete, el juguete es un objeto que le comunica al niño su utilidad. El niño responde a esta invitación dándole al objeto una orden, o diciéndole que hacer, y éste responde mostrándole eficazmente la “respuesta”. El objeto deja de ser útil cuando desgasta su posibilidad de responder.

Podemos hacer un paralelo con la experiencia del niño y la de adultos y su relación con objetos. El hombre tiende a crear experiencias y mundos a partir de estas relaciones, experiencias virtuales.

 

Con los avances de la tecnología los objetos se han vuelto cada vez más comunicativos, hasta el punto de llegar a ser intermediarios en las relaciones humanas.

 

Inicialmente los objetos mantenían comunicaciones no muy complejas, como las calculadoras o electrodomésticos, pero con la introducción de Internet, se crean relaciones de niveles mucho más complejos, es el caso de los celulares con conexión a Internet, computadores portátiles, etc.

 

La experiencia con el objeto es entonces de dos niveles: el directo –en donde el objeto le habla directamente al usuario – y el indirecto –que describe la posibilidad de intermediario-. La unión de éstas crea una experiencia virtual, en donde la tecnología y la imaginación humana se juntan para crear mundos casi tangibles.

 

La existencia de recursos que permiten al usuario establecer un proceso de actuación participativa-comunicativa con los materiales, será la que definirá el grado de interactividad del producto.

 

Tomemos el ejemplo del computador. Lo que nos importa es la posibilidad de uso del objeto, y su diseño esta en función de eso. Tenemos un aparato que optimiza nuestras vidas: podemos hacer cosas más rápido y más fácil. Con una conexión a Internet nos permite vivir diferente, de manera más vinculada. Las distancias desaparecen y el tiempo se reduce. El conocimiento es global. El usuario se vuelve un explorador del mundo por medio de la máquina.

 

Si se incrementan las posibilidades de interactuar con los objetos, siendo cada vez mas grande el grado de libertad del usuario a la hora de decidir que hacer y como hacerlo; y se consigue aumentar el grado de eficacia de la aplicación al “responder” a las instrucciones que se le den, se podrá decir que se aumenta el nivel de interactividad.

 

Pero el mundo digital no es el único que permite esta posibilidad. Existe un medio menos popular, o tal vez un poco “abandonado” que permite explorar y crear mundos casi tangibles sin necesidad de las nuevas tecnologías: el libro.

 

El libro se basa en la tecnología de la escritura para crear historias o para difundir conocimiento de la misma manera que los computadores dependen de la tecnología de Internet. Al leer un libro juntamos imaginación y tecnología para crear mundos alternos.

El libro puede llegar a generar las mismas acciones y reacciones que un mundo virtual. Permitiendo tal vez de una manera, igualar sensaciones y resultados a la hora de interactuar con este medio impreso.

 

Jose Durán

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.